lunes, 26 de febrero de 2007

ARTICULO

COMPORTAMIENTO ORGANIZACIONAL Y CALIDAD EDUCATIVA

Mejorar la educación es un tema de actualidad en Chile, para que esto ocurra se deben considerar factores que se relacionan con el comportamiento organizacional. La educación en Chile es parte de un sistema mixto, con participación del sistema público y privado en el financiamiento, es así como existen tres tipos de establecimientos educacionales, los municipales, los privados subvencionados y los privados pagados. En los tres, el financiamiento depende del número de alumnos con que cuentan. En los establecimientos municipales como subvecionados, el esquema radica en una subvención por alumno, por lo cual la organización escuela, debe atraer y retener la mayor cantidad de alumnos para cubrir los gastos de operación, lo que sustenta un esquema de competitividad entre los oferentes del servicio, cuyo objetivo es promover una mayor eficiencia y calidad. En los establecimientos municipalizados la merma de alumnos genera déficit en los ingresos, por lo cual debieran fusionarse o cerrarse, pero por el costo político, cultural y social que esto implica, se transfieren fondos, tanto del nivel central como municipal. Esto más el hecho de que la constitución chilena establece que es obligación del estado brindar educación a quien lo solicite, hoy con la descentralización, se ha delegado a las municipalidades esta obligación. Lo que no permite la selección de alumnos, por lo cual los establecimientos municipalizados deben aceptar una gran heterogeneidad de alumnos con mal rendimiento, déficit de aprendizajes o con problemas de conductas, mientras que los colegios privados subvencionados no enfrentan esta restricción. Los métodos de enseñanza utilizados en general, no reconocen esta diversidad, lo cual incide en la calidad de los aprendizajes y los resultados e influye negativamente en comparaciones en las mediciones estandarizadas.
En los docentes de los establecimientos municipalizados cae la responsabilidad de formar a los alumnos, en muchas ocasiones reemplazando a los padres. Este rol no es valorado económicamente en comparación con otras profesiones. En general los profesores tienden a reconocer que no cumplen en toda su expresión con el rol, debido a factores externos, como : problemas de infraestructura de los establecimientos, problemas económicos de los profesores y aquellos derivados de la calidad de los alumnos. Por otro lado los establecimientos municipalizados proporcionan una estabilidad laboral que no siempre se relaciona con el desempeño profesional en comparación con los colegios privados subvencionados que depende de la calidad profesional de los profesores Ahora bien analizando esta realidad de las aulas chilenas, especialmente de las escuelas más pobres del país, las municipalizadas, se puede señalar que son organizaciones donde no se han considerado las bases fundamentales del comportamiento organizacional, es decir se ha limitado la participación en la toma de decisiones que conlleva al compromiso de las personas consigo mismo y con el grupo, lo que implica carencia en el desarrollo de la motivación que permita generar intereses que activen la realización de actividades que a su vez generarán aprendizajes significativos en los alumnos y por ende eficiencia en los resultados. La problemática de la calidad va más lejos aún, si se analizan los modelos de gestión, las metodologías y las dinámicas organizacionales que se utilizan en los establecimientos municipalizados en relación a los privados, se establecerá diferencias abrumadoras. Si se observa una clase tradicional en cualquier establecimiento educacional en Chile (con pequeñas excepciones), se aprecia un modelo frontal que expone un nivel de complejidad y velocidad de acuerdo a un alumno “promedio”, donde no existe participación, a excepción de los alumnos más aventajados. Ahora si analizamos esta situación en relación al comportamiento organizacional del grupo curso, podemos señalar una impotente realidad y que se aprecia cuando un excelente maestro con un curso promedio de 35 alumnos, que obtenga una participación óptima de ellos, solo lograría que cada uno hablara un tiempo cercano a un minuto, en una hora pedagógica de 45 minutos, lo que evidencia que ese tiempo no permite una real participación de todos y cada uno de los alumnos, pues en qué momento transmite los contenidos (oral o escrita), además se debe considerar que la natural curiosidad, llevará a los alumnos a conversar, restando tiempo en habituarlos a escuchar en silencio y mantener la disciplina cada vez más difícil en la educación municipal. Por otro lado la descontextualización del conocimiento que se imparte radica en una desmotivación de los grupos movidos por intereses actuales, alejados de la realidad de los programas. También es importante señalar la desmotivación del docente como líder, que por un lado desea pasar materias (contenidos del programa), y por otro lado está desprovisto de las suficientes herramientas metodológicas actualizadas para motivar al alumnado a utilizar el pensamiento en forma sistemática, en la búsqueda de respuestas a sus propias inquietudes. Esta desmotivación surgida de múltiples necesidades que no han sido satisfechas, desde aquellas primarias, según Maslow o higiénicas, según Herzberg, hasta las de orden superior, que no permitirán al docente orientar al alumno a desarrollarse en su potencial intelectual, social y emocional. Esta realidad no permite preparar el tipo de personas que demanda la sociedad: tolerantes, capaces de crear, comunicarse en forma escrita y oral de forma eficiente, porque el profesor se ve obligado a corregir lo que escribieron los alumnos en tiempos adicionales del trabajo. No permite que los alumnos aprendan a tomar decisiones ya que él las impone, pues a él también se las imponen. No desarrolla la capacidad de trabajo grupal, ni de identificar problemas que impliquen la diversidad de enfoque ya que no es compatible con el modelo frontal. Los alumnos diferentes del promedio, los tímidos, los revoltosos, tiene poco espacio para realizarse en este sistema. Este método frontal que prevalece en Chile funciona bien con alumnos homogéneos, es decir, cuando la diferencia con alumnos promedio es muy pequeña. Funciona con alumnos de zonas urbanas, de clase media de nivel socioeconómico bueno, que cuentan con similares grados de inteligencia y motricidad; motivaciones y características culturales, que provienen de familias que tiene interés y son capaces de ayudar a sus hijos, de entregar medios de motivación internos y externos como enciclopedias, libros, revistas, acceso a Internet etc.
La heterogeneidad del alumnado en la sala de clases aumenta a medida que desciende el nivel sociocultural y económico de los padres y se aprecia en los quintiles más pobres de la población chilena, con excepción de aquellos escasos resultados que se hacen público con gran propaganda para demostrar políticamente que las aplicaciones de diferentes proyectos y programas dan resultado, pero la realidad da cuenta adversa y se demuestra mediante los resultados de los sistemas de mediciones SIMCE y PSU, que dejan por debajo de la media a la población más pobre del país. Esto pareciera decir que sólo se podría mejorar la calidad de la educación inyectando recursos, más tiempo docente, más formación, más textos y materiales de instrucción adecuados, modificar la tradicional escuela con método frontal, transformándolo en personal, lo que tendría un costo que hoy nuestro país no puede financiar. Pero no es así, se necesita mantener un enfoque administrativo real donde primen las necesidades de los individuos ante las políticas implantadas, donde la participación en los diferentes niveles sea real y tomado en cuenta, donde la autoridad se gane el respeto y no se imponga.
Se señala la calidad en educación cuando los estudiantes demuestran tener los conocimientos y destrezas que se propusieron los objetivos, es importante el logro de los objetivos, pero para ello es necesario considerar el proceso y los contenidos curriculares. Teniendo claro el camino a seguir debemos apoyarnos en las distintas disciplinas y en las teorías, especialmente en las relacionadas con el comportamiento de las personas al interior de un grupo humano. Aunque existe desconfianza en el ámbito educativo por que estos conceptos provienen de la esfera empresarial, aunque al utilizarlos como marco de referencia que incluye valores , principios, normas, planes y procedimientos, a modo de paradigmas que permiten orientar los análisis sobre las causas de la insuficiencia y las posibles soluciones se pueden lograr mejorar la calidad en la educación. La perseverancia en la aplicación de una teoría y de sus preceptos permitirán mejorar la calidad del servicio educativo, para ello será necesario que los directivos y docentes se sientan integrados, que sus aportes sean tomados en cuenta a la hora de tomar decisiones y de gestionar el proyecto educativo institucional, como al gestionar las políticas educativas del país. La estrategia global de la utilización de la teoría del comportamiento organizacional es hacer de la organización “escuela o liceo” el eje cultural, entendida la cultura como el conjunto de valores, normas, creencias, supuestos y expectativas compartidos por los integrantes que forman parte de estas organizaciones, siendo un importante eje de cohesión que reposa en una amplia colección de valores compartidos. Así se logrará obtener el valor agregado en la relación entre quienes integran las organizaciones educacionales; alumno-alumno; alumno-profesor; profesor-profesor; profesor-apoderado; director-profesor; director_alumno; director_apoderado etc. donde la responsabilidad de los resultados, del desarrollo de los alumnos y la calidad es responsabilidad de todos y a su vez la satisfacción del trabajo bien realizado será de todos sus integrantes. Así entendida la participación, convertirá la calidad como un asunto de todos, su implantación asegurará la continuidad, mejorará los métodos de trabajo y por ende los resultados.
Esta perspectiva supone la aceptación de ciertas premisas. Debe implicar a todos los integrantes de la organización educativa, los que deberán esforzarse por lograr lo mejor. La integración de los esfuerzos producirá una continua retroalimentación. La responsabilidad de hacer las cosas bien partirá no sólo de la propia autosatisfacción, sino del respeto debido a los demás. Requiere de todos una actitud de aceptación frente a la calidad. Se requiere partir de la formación adecuada de todos en las tareas y especialidades que realizan en los distintos ámbitos de la escuela y una actitud positiva y motivación para el trabajo bien realizado, desde el principio y a través de la mejora del mismo. Se debe considerar el medio de trabajo como fuente de seguridad laboral, donde la calidad de vida personal, familiar y laboral; el ambiente social y cultural y las relaciones humanas permitan la fluidez en las comunicaciones y de ideas, sugerencias, en que la información circule en todas las direcciones y entre los diferentes estamentos. La motivación debe potenciarse continuamente, utilizando diferentes estrategias como: La significación de la tarea, cada uno entiende el sentido de lo que hace; La autonomía, donde todos realizan con responsabilidad su función, sin ser requerido para ello; La estimación del trabajo realizado, los directivos valoran y toman en cuenta las proposiciones y opiniones de todos los integrantes de la organización escolar. Se deben prevenir los errores con el fin de evitarlos para lograr un servicio guiado por la concepción de producción con cero defectos. La calida abarca a todo y cada uno de los momentos, se debe procurar desde el principio, pero también supone una mejora continua.
Las organizaciones que se encuentran “enfermas”, quebradas, donde los resultados no han sido “buenos”, en comparación con otras y la desmotivación aumenta cada vez más, debe producir una nueva cultura, por lo cual debe desarrollar estrategias para reducir la resistencia al cambio, extender el uso de decisiones ponderadas y razonadas para alcanzar objetivos precisos mediante métodos concretos y adecuados a las circunstancias, confiando que esta nueva cultura otorgará a los miembros de la organización la satisfacción de pertenencia.

CONCLUSIONES

En el sistema educativo chileno la gestión debe realizarse en forma justa y equitativa (igualdad de oportunidades), respeto a la diversidad, que contemple la asignación de recursos a los más desprotegidos y débiles del sistema, que potencie el desarrollo de las personas y las organizaciones educativas. La atención debe centrarse en el educando, que pasa a ser el beneficiario, ocupando el lugar de cliente en el ámbito empresarial, lugar que en otro tiempo tuvieron los contenidos o los docentes, pero sin descuidar el rol del docente ni el de los contenidos educativos. Para centralizar el acto educativo en el sujeto es preciso mejorar y optimizar la gestión educacional de un modo continuo, en forma constante para toda la comunidad educativa, para lo cual la escuela necesita tener bien claro su proyecto educativo, sus propuestas didáctico-pedagógicas, sus estructuras institucionales y sus propios procesos de gestión. Esto implica tener en cuenta la participación de los docentes y de todos aquellos que son parte de la organización educativa como los directivos, padres y personal no docente.
Difícilmente se podrán mejorar los índices de calidad cuando las necesidades más apremiantes del individuo no se han satisfecho, para abrir camino a las necesidad de orden superior, es decir aquellas que permiten al hombre y a la mujer sentir satisfacción interna por la tarea realizada, por esta razón la responsabilidad es cada vez más importante para quienes toman las decisiones ya que el futuro escenario se encuentra en un proceso de transición a una sociedad tecnológica, organizada global y localmente a la vez y de población altamente heterogénea, donde la fuente de poder será la información, recurso y producto fácilmente transportable, que crece al ser compartido. Donde se abren ampliamente las puertas a la inteligencia artificial y la ingeniería genética, una gran población se reorganizará en estructuras diferentes a la familia que hoy conocemos. Para enfrentar esta realidad que inexorablemente llegará, debemos preparar a las futuras generaciones en el fortalecimiento de la organización como fuente y semilla de la humanización de la mentalidad responsable frente a la utilización de los recursos naturales, a la democratización, al respeto y apoyo a los diferentes paradigmas estructurales del comportamiento de los individuos en y con el grupo.

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